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29 de Agosto de 2012
"PARA NO OLVIDAR"...
¿PORQUE ESTAMOS ASI?
El "Defensor Kelstemboim
Como ya es costumbre bajo este gobierno infame, los terroristas de ayer son funcionarios hoy. Faltaba un criminal con cargo público, y el jueves 15 de febrero del 2006, la Legislatura Porteña con 44 votos a favor, 2 abstenciones y sólo 1 voto en contra, sesionó a pleno para nombrar a Mario Kestelboim como Defensor General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (cfr. Res. 830/2006).
Los imbéciles que discurren que el macrismo es "la derecha", empezando por el mismísimo Kirchner, deberían explicar porqué los diputados macristas dieron su voto al inicuo personaje de la guerrilla setentista-, y los católicos que aún creen lícito ser funcionales al sistema porque "hay que participar en política", deberían explicar asimismo cómo puede conciliar Santiago Manuel de Estrada su presunta fe con el apoyo que acaba de prestar a un marxista convicto y confeso.
Por si alguien no lo recuerda, o los más jóvenes no lo saben, bajo el gobierno peronista de Cámpora ("Campara al gobierno, Perón al poder", era la consigna oficial), la Universidad de Buenos Aires le fue entregada al multante comunista Rodolfo Puiggrós, quien nombró a su vez, coherentemente, a Mario Kestelboim como Decano de la Facultad de Derecho. El día de su asunción, la recua que lo prohijaba y a la cual pertenecía el novel decano, festejó todo el tiempo coreando un par de estribillos que bien recordamos los que tenemos edad para ello: "Atención, atención, se viene un montonero que se llama Kestelboim", y "A la lata, al latero, tenemos un decano, un decano montonero".
En los tiempos de Kestelboin, la Universidad se convirtió en una de las bases de operaciones de la guerrilla, y las distintas Facultades en dependencias donde existían depósitos de armas, e inclusive refugios transitorios que albergaban a prófugos requeridos por la Cámara Federal Penal. La ideologización y el facilismo fueron moneda corriente en aquellos pseudos claustros, y resultó público y notorio el grotesco espectáculo de una cantidad de estudiantes crónicos que concluían milagrosamante su carrera en cuestión de días, a la par que prestigiosos profesores eran expulsados o conminados a presentar humillantemente sus renuncias. Uno de los que más enfáticamente denunció esta situación caótica y vergonzosa fue Carlos Alberto Sacheri, asesinado al fin,como sabemos, en diciembre de 1974.
A defenderse, pues, del "defensor" Kestelboim. Y a tomar debida nota. Porque algún día esta hez inmunda deberá rendir cuentas ante Dios y la Patria. •
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